jueves, 1 de mayo de 2014

¿Qué es la sociología?


¿Qué es la Sociología?


Para intentar aproximarme a responder esa pregunta, quisiera comenzar con 2 respuestas que suelen manejarse y que son falsas:


1. Creer que el sociólogo es una especie de Monje o santo social: Alguien que intenta estudiar la sociología para terminar con el Racismo, la pobreza, la discriminación, etc. 
¿Por qué los sociólogos tendrían el monopolio de cambiar el mundo? Cualquier persona podría a través de sus acciones, revertir cuestiones del mundo que deberían cambiar, un carpintero, un abogado, un maestro, etc.
Entonces, si los sociólogos no tienen esta tarea, ¿para qué sirven los sociólogos? La respuesta a esta interrogante radica en que el Sociólogo no está definido por el DEBER SER, es decir, para estudiar como quiero que sean las cosas sino para estudiar el SER, para tratar de analizar qué es lo que está ocurriendo en la sociedad; cuáles son las dinámicas que existen en la sociedad. El Sociólogo es un especialista de qué es lo que ocurre con el mundo, y ese es un primer elemento que define a la disciplina. 


2. El Sociólogo estudia el SER y la realidad pero aparece un nuevo problema: ¿Qué es esta realidad? ¿Cuál es el objeto de estudio del sociólogo? Y el elemento común es hacer una conexión bastante sencilla y peligrosa que dice que la Sociología debe estudiar a la Sociedad.
Algunas personas terminan definiendo a la Sociología por su objeto de estudio, a partir de lo que se dedicaría a ver, pero eso también tiene algunos problemas de varios tipos, de los que me gustaría señalar tres:
- El primer problema es de índole práctico: hay muchos sociólogos que no estudian algo tan grande como la sociedad sino que se dedican a estudiar parejas, hay otros que estudian pandillas, por ejemplo, o los barrios, y hay otros sociólogos que estudian a inmigrantes internacionales y entonces aparece esta duda ¿Por qué cerrar el trabajo del Sociólogo a ese concepto llamado SOCIEDAD?. En términos prácticos, este concepto es demasiado amplio para lograr aprender lo que hacen los sociólogos en su trabajo cotidiano.

- El segundo problema es de índole teórico que tiene que ver con cómo podríamos definir la sociedad sin pensar y sin entender por ella a un ente coherente y homogéneo sobre el cual el Sociólogo va a centrar su mirada. Porque la sociedad no es como un planeta; con los Astrónomos tal vez no existan tantos problemas de este tipo. La Sociedad tampoco es como un químico, ya que es muchísimo más compleja en sus dinámicas y muchísimo más heterogénea en las dimensiones que la contienen. Pensemos en algunos jóvenes de la Ciudad de la Costa que adquieren modas, costumbres y tienen valores mucho más cercanos a jóvenes de Nueva York o de Buenos Aires, que jóvenes que viven en la ciudad de Nueva Helvecia. Si bien están unidos por un vínculo político porque son ciudadanos del mismo Estado, hay otros tipos de lazos que los acercan más a grupos que están en “otras” supuestas sociedades. Entonces ahí hay un problema teórico en pensar que la sociedad es algo que el sociólogo estudia.

- Finalmente, el tercer problema con este elemento de definición de la sociología según su objeto de estudio, es que hay otras personas que hacen un trabajo tan interesante como el de la Sociología sobre lo que sería este objeto de estudio (sociedad) como los Historiadores, los Antropólogos, los Arqueólogos, ellos también se dedican a estudiar la sociedad. Entonces, ¿cómo logramos diferenciar el trabajo de estas diferentes disciplinas (que sí es distinto) si es que comparten el mismo objeto de estudio?

Esto me lleva a buscar una tercer salida, NO de tipo ética (sociología para cambiar el mundo), ya que el asunto es comprender, NO a partir de su objeto de estudio que es absolutamente difuso y general y además es compartido por otras disciplinas SINO a partir de sus LENTES , es decir, no a partir de lo que estudia sino de LA FORMA COMO ESTUDIA AL MUNDO y eso nos lleva a preguntarnos ¿Cómo estudia el mundo un Sociólogo? A través de la PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA, Esto implica analizar las cuestiones de la vida social a través de las redes de interdependencia. Según Zigmount Bauman, el gran trabajo del Sociólogo es tratar de ver cómo nuestras acciones se ven constantemente influenciadas por otras personas; ver hasta qué punto seres que viven en grupos determinan nuestras motivaciones, nuestros deseos, nuestras acciones y comportamientos y la forma como los vamos a evaluar.

La Sociología está vinculada con relaciones humanas, con la conducta del hombre en relación con los demás hombres. El sociólogo fija su atención sobre los hombres en grupo y sus relaciones mutuas, así como las relaciones que establecen unos grupos con otros. No le interesa la conducta individual, sino que hará hincapié en la conducta social. Cada uno de nosotros forma parte de distintos grupos sociales: la familia, grupo de amigos, la clase, etc.
El sociólogo nos estudiará como integrantes de dicho grupo, no en forma aislada, ya que la conducta social es un producto humano que se diferencia de la conducta individual alcanzando vida propia. A la Sociología le interesa el ser social, la conducta humana producto de la interacción social.


Para P. Berger, la perspectiva sociológica consiste en ver lo general en lo particular. Lo que quería decir con esto es que los sociólogos son capaces de identificar pautas generales en la experiencia social de las personas. Los sociólogos reconocen y tienen presente que cada individuo es único, pero también reconocen que sus experiencias vitales van a ser unas u otras dependiendo de la categoría a que pertenecen (si son hombres o mujeres, ricos o pobres, niños o adultos, por ejemplo). Empezamos a pensar en términos sociológicos cuando reconocemos que las categorías con las que una sociedad clasifica a las personas van a influenciar las experiencias vitales de esas personas. Podemos ver el impacto de la sociedad en las acciones, pensamientos, sentimientos de las personas. Por ejemplo las diferencias entre niños y adultos no son sólo una cuestión biológica. Las sociedades tienen expectativas sociales distintas para cada una de las etapas de nuestras vidas, lo que hace que nuestras experiencias vitales sean distintas en cada una de estas etapas. Por ejemplo, en nuestras sociedades occidentales esperamos que los niños sean “dependientes” y que los adultos sean “responsables”. De los ancianos esperamos que se “echen a un lado”: que renuncien al protagonismo social que tenían en la etapa anterior de sus vidas y reduzcan la esfera de sus actividades. ¿Cómo sabemos que es la sociedad y no las leyes de la naturaleza la que está operando detrás de estas expectativas? Lo podemos saber comparando la evolución de las sociedades a través del tiempo o comparando distintas sociedades entre sí. Por ejemplo, entre los indios hopo de Norteamérica, los niños tienen una independencia notable en comparación con los niños de la cultura occidental, mientras que en Abjasia (dentro de la Federación rusa) los ancianos no se “echan a un lado”, sino que en su sociedad son las personas más respetadas y valoradas socialmente. Esto nos da una pauta de la importancia de las sociedades y las expectativas sociales por encima de las leyes de la biología.
Si miramos a nuestro alrededor con los lentes de un sociólogo, enseguida nos damos cuenta de la importancia de las posiciones sociales. La forma en que vivimos (y también en muchos casos si vivimos o no) depende en gran parte del lugar que ocupamos en la jerarquía social: si ocupamos una posición privilegiada o si, por el contrario, nos ha tocado vivir nuestras vidas en las últimas filas y entre los más pobres.
Si miramos el mundo con la perspectiva del sociólogo podemos también observar las diferencias de género, esto es, los modos diferentes en que hombres y mujeres terminan viviendo sus vidas. En todas las sociedades existe una serie de expectativas (que pueden variar dependiendo de la sociedad en concreto) acerca de los trabajos que pueden realizar los hombres mujeres, o de responsabilidades familiares de unos y otras. Los individuos experimentan el poder de la sociedad cuando a hacer sus planes de vida, tienen que tomar en cuenta las oportunidades y desventajas que se les imponen según el sexo con el que han nacido.
Emplear una perspectiva sociológica implica “dar un paso atrás” y ver las cosas desde un ángulo diferente, de modo que lo que nos es familiar o damos por supuesto se nos aparece distinto o incluso extraño. Así como dijo P. Berger, “el primer enunciado de la sociología es que las cosas no son lo que parecen”. Mirar el mundo con los ojos del sociólogo implica cuestionar la idea de que las personas hacen lo que deciden hacer, y admitir, por el contrario que lo que las personas hacen y piensan viene en gran parte determinado por la sociedad en que viven. 


A menudo la perspectiva sociológica contradice o (cualifica) ideas o percepciones que nos parecen de sentido común. Como la idea, por ejemplo, de que la conducta humana es el resultado de decisiones individuales. Para la mayoría de nosotros, la vida cotidiana consiste en asumir cantidad de responsabilidad, en tomar decisiones importantes acerca de muchas cosas. Cuando parece que las cosas nos van bien nos felicitamos, y cuando nos van mal nos echamos la culpa a nosotros mismos. Orgullosos de nuestra individualidad, nos es difícil reconocer que en gran parte, nuestras acciones están influidas o determinadas socialmente. La mejor demostración de cómo la sociedad influyen nuestras decisiones y conductas es quizá el estudio del suicidio. En principio no parece haber nada más personal que la decisión de quitarse la vida. Por ello, Émile Durkheim, un pionero de la sociología al que nos tendremos que referir con frecuencia a lo largo del curso, eligió el suicidio como tema de investigación. Si se pudiera demostrar que un acto tan libre y personal como el de quitarse la vida está en realidad influenciado por factores sociales, el estatus científico de la sociología (cuestionado por los años en que Durkheim realizó sus investigaciones) mejoraría notablemente. El caso es que Durkheim lo consiguió. Fue capaz de demostrar que en la explicación del suicidio intervienen determinadas variables sociológicas.
En la medida en que nos vamos acostumbrando a emplear la perspectiva sociológica, estamos en mejores condiciones de mirarnos a nosotros mismos y a nuestra sociedad de forma diferente.